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Este es el texto que preparó el escritor Edison Navarro para el día de la presentación de ICTUS:
El
poema como cuerpo, el cuerpo como poema, el cuerpo enferma, pero el
poema resiste a la sobredosis de dolor, el cuerpo sobrevive a la
dosis de enemigos químicos, pero al final se inunda, se desborda,
manifiesta su fragilidad, la ausencia de salidas para el mar que nos
recorre, tanto así, que si una piedra blanda tapona el agujero por
dónde fluyen los recuerdos, nos llenamos nuevamente del dolor al
que no sabemos sobrevivir.
Es
el manar de dos venas permanentes, un corredor largo dónde todo lo
palpable construye la realidad y el otro que lo reinterpreta, que
cambia de nombre a la anatomía de lo existente. ICTUS libro tangible
de Rocío nace y crece en la plenitud del amor frente al ser que se
rompe, abraza las dudas y el miedo que se encierra en los pabellones
del corazón, construyendo con la palabra imágenes sublimes para
hacer del verso el lugar de encuentro entre la piel del padre y la
memoria de todo aquello que hasta hoy levanta con poesía lo que
derrumba el viento helado de la ausencia.
Rocío
enfrenta a la belleza del poema con la desesperación, lleva al
mismo tiempo la conciencia de la vida que resta en el vientre de la
familia, en los líquidos de su madre dónde habitó y que son los
mismos, fluyendo en las cuerdas que sostuvieron a su padre y a las
venas del poema; – de tan poco depende la vida y de tanto amor su
poesía- y esto es latente en ICTUS
“la
cabeza de mi padre es un globo donde las altas presiones del liquido
forman un talud submarino
mi
nombre y el de mi madre son dos peces entre las cavidades de su carne
(…)”
La
belleza gana la batalla y por eso ICTUS es un acto de rebeldía
frente a la muerte, no encontrarán reclamos en su poesía, menos aún
una palabra que intente explicar la angustia de quien parte a las
profundidades de la memoria intentando buscar su origen.
Rocío
sabe trasladar con fuerza el mundo tangible que necesita de
respiradores, mangueras y agujas para existir, hacia este
universo-poesía que dicta sin temor alguno, como se vive durante el
miedo, el silencio y la agonía; después del placer, el encanto y
la dulzura del estar.
La
poesía de Rocío es el puente a lo salvable y ella acude con
necesidad a la raíz de sus pasos, para dejar escrito en las paredes
de este sanatorio de la existencia (la vida), cada uno de los temores
que vió a su padre vencer.
“(…)
me pongo su pijama
transmuto”
tengo
sus mismos pies
sus
manos
su
mueca en las fotos
su
marca de nacimiento
y
el vaciamiento de su sonrisa
incluso
podría estar haciendo una diabetes o haber heredado su fibrosis
o
el botón aórtico prominente con el que amó (…)”
Después
de leer varias veces ICTUS me pregunto ¿El poema como cuerpo, el
cuerpo como poema, o es la inexistencia, el poema que nos habita?
Rocío
nos enfrenta a este caudal para hacernos de su mundo, el que
solamente se puede sentir para saber que existe y en uno de sus
poemas dice:
“el
llanto es un poema que necesita ser trabajando en el silencio de la
intimidad”.
Y
hoy nos lo presenta.
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