Ya
está, es sin dudarlo, una idea grande, de esas que se te ocurren una sola vez y
hay que hacerlas porque guardarlas es un grave riesgo, manchan. Ahora sí dime
sicótica, ahora sí. Te lo permito. Me gusta esa como suena esa palabra.
Compré treinta y dos sobres manila de
papel kraft de catorce por dieciocho centímetros, preparé un tinte rojo
especial con algunas hojas de bisturí que tenía, improvisé un apósito para
recoger los remanentes con el algodón industrial de la almohada de los cojines
de la sala.
Empapo el apósito con el tinte rojo,
de manera que quede totalmente embebido, lo ato fuertemente a la centrífuga del
motor de la licuadora. Afirmo con cinta maskin los treinta y dos sobres sobre
la pared de modo que parezcan cuadros.
¡Qué festín, todo en absoluto,
incluidos sobres, paredes, libros y yo hemos adquirido un diseño a puntitos
rojos!
He dejado que sequen al ambiente; hay
algunos puntitos que de tan henchidos forman dibujos al resbalarse y pequeños charquitos en el suelo.
Mientras tanto con un cortador de
espuma flex, que tiene niquelina para un corte más perfecto al calor, hago una
huella en el sitio del corte. La carne parece inflamarse alrededor de la zona
de la marca.
Mi abuelo antes de morir me heredó una
caladora eléctrica, había que ganarse la vida de algún modo, decía. Calábamos
maderas con dibujos de muñecos para fabricar puzzles. Para el funcionamiento
correcto de la caladora se requerían 220 Voltios, requeríamos entonces,
conectar los alambres en una toma directa desde el medidor del servicio
eléctrico. Coloco una sierra fina y pequeña, específicamente la que utilizamos
para trabajos minuciosos. Pues el trabajo que tengo en mente hay que hacerlo
piecita por piecita.
Primero, las falanges distales de los
cinco dedos, uno por día claro.
Lunes.
Martes.
Miércoles.
Jueves.
Viernes.
Sábado.
Domin
g
o
.
g
o
.
Luego, para evitar el desangre, carbón
vegetal. Tal como lo vi en una película hace años.
A la siguiente semana luego de lavarme
los muñones para tener una mejor visibilidad, procedo del mismo modo con las
falanges medias, las falanges proximales y los metacarpianos.
Claro, tuve la precaución de colocar
el remitente en el sobre con antelación. No hay de qué preocuparse. Todo bajo
control. Con el pie empujo los sobres bajo su puerta. Es fácil.
El problema es que desde hace una
semana se me han empezado a agotar las piecitas. Este viernes catorce me sacaré
el ojo derecho, talvez los haga con la cucharita del café aunque he pensado en
la centrífuga de la licuadora que me va a ser de mucha utilidad, he previsto
colocar la cabeza en posición mientras el motor se encarga de lo suyo. El
inconveniente es que podría regarse el humor acuoso y el regalo ya no sería el
mismo.
Me pregunto ¿sabrá él que soy yo la de
los regalos?
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