jueves, 5 de enero de 2017

p u z z l e

Ya está, es sin dudarlo, una idea grande, de esas que se te ocurren una sola vez y hay que hacerlas porque guardarlas es un grave riesgo, manchan. Ahora sí dime sicótica, ahora sí. Te lo permito. Me gusta esa como suena esa palabra.

Compré treinta y dos sobres manila de papel kraft de catorce por dieciocho centímetros, preparé un tinte rojo especial con algunas hojas de bisturí que tenía, improvisé un apósito para recoger los remanentes con el algodón industrial de la almohada de los cojines de la sala.

Empapo el apósito con el tinte rojo, de manera que quede totalmente embebido, lo ato fuertemente a la centrífuga del motor de la licuadora. Afirmo con cinta maskin los treinta y dos sobres sobre la pared de modo que parezcan cuadros.

¡Qué festín, todo en absoluto, incluidos sobres, paredes, libros y yo hemos adquirido un diseño a puntitos rojos!

He dejado que sequen al ambiente; hay algunos puntitos que de tan henchidos forman dibujos al resbalarse y  pequeños charquitos en el suelo.

Mientras tanto con un cortador de espuma flex, que tiene niquelina para un corte más perfecto al calor, hago una huella en el sitio del corte. La carne parece inflamarse alrededor de la zona de la marca.

Mi abuelo antes de morir me heredó una caladora eléctrica, había que ganarse la vida de algún modo, decía. Calábamos maderas con dibujos de muñecos para fabricar puzzles. Para el funcionamiento correcto de la caladora se requerían 220 Voltios, requeríamos entonces, conectar los alambres en una toma directa desde el medidor del servicio eléctrico. Coloco una sierra fina y pequeña, específicamente la que utilizamos para trabajos minuciosos. Pues el trabajo que tengo en mente hay que hacerlo piecita por piecita.

Primero, las falanges distales de los cinco dedos, uno por día claro.

Lunes.

Martes.

Miércoles.

Jueves.

Viernes.

Sábado.

Domin

g
o
.



Luego, para evitar el desangre, carbón vegetal. Tal como lo vi en una película hace años.

A la siguiente semana luego de lavarme los muñones para tener una mejor visibilidad, procedo del mismo modo con las falanges medias, las falanges proximales y los metacarpianos.

Claro, tuve la precaución de colocar el remitente en el sobre con antelación. No hay de qué preocuparse. Todo bajo control. Con el pie empujo los sobres bajo su puerta. Es fácil.

El problema es que desde hace una semana se me han empezado a agotar las piecitas. Este viernes catorce me sacaré el ojo derecho, talvez los haga con la cucharita del café aunque he pensado en la centrífuga de la licuadora que me va a ser de mucha utilidad, he previsto colocar la cabeza en posición mientras el motor se encarga de lo suyo. El inconveniente es que podría regarse el humor acuoso y el regalo ya no sería el mismo.

Me pregunto ¿sabrá él que soy yo la de los regalos?


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